Lo cierto es que todo lo relativo a Fito Rodríguez parece un homenaje al conocido cantautor. Su apodo es el mismo, su estética es similar y su música, semejante.
En cuanto a su sonido, que es lo que de verdad importa, debo decir que es fresco, dulce y quizá nostálgico. Casa a la perfección con su voz que es aguda e invita a ser escuchada.
Personalmente, me quedo con los cortes ‘Quiero olvidar’ y ‘Tres peldaños’. También con ‘Mirando hacia atrás’, porque su letra te hace meterte en la piel de alguien que tiene que seguir el camino a pesar de que desearía quedarse en algún punto del pasado. Todos nos hemos sentido así alguna vez y sabemos que después viene lo duro, que toca continuar.
Quizá eso sea lo que le falte al malagueño, continuar. Mirar hacia el futuro, buscando la verdadera esencia de Fito Rodríguez, una que no se parezca tanto a la del bilbaíno y que sea capaz de ponernos los pelos de punta por ser quien realmente es, un diamante en bruto con la voz dulce y mucho potencial.
Puntuación: 7/10
Sello discográfico: Autoeditado
Crítica originalmente publicada en La Heavy 386.