Por fin he terminado de disfrutar del nuevo juego de la franquicia Final Fantasy y, antes de pasar al siguiente, creo que es justo que comparta mi opinión en lo que a este respecta.
¿Por qué debería importarte mi opinión? Seguro que, a estas alturas, ya has visto cientos de reseñas e incluso te has reído con algún que otro chiste relacionado con Perú y su mala costumbre de sacar juegos a la venta antes de la fecha de lanzamiento internacional… Pero, si leíste mi primer artículo en este blog, comprenderás que esperaba este juego desde hace mucho tiempo y que ya conocía muchos detalles relacionados con el lore.
No voy a intentar venderte la moto (o el coche descapotable volador en este caso), solo quiero presentarte mis conclusiones ante el que fuera el juego que más esperaba de 2016. ¿Merece la pena perder tu tiempo para recuperar el trono de Lucis? Sigue leyendo y toma tu decisión.
Antes de nada, ¿recuerdas que en mi primer artículo insistí en que vieses la película y las ONAs? Espero que me hicieses caso, porque hay muchísimas cosas que no te van a quedar claras. Vas a sentir que has llegado al cine dos horas tarde o que te han prestado el quinto libro de una colección sin haber ojeado los cuatro primeros volúmenes.
Y sí, considero que esto es un problema, porque un juego debería ser capaz de transmitirte una historia sin necesidad de ser un experto en el tema antes de tenerlo entre las manos.
'Final Fantasy XV' parte de la premisa de que has tenido acceso a todo el contenido lanzado anteriormente, y pobre de ti como no sea el caso, porque vas a encontrarte con cuatro protagonistas que no conoces de nada y que se enteran de la caída de un reino que nunca has visto. Automáticamente, te intentan meter en la cabeza que debes preocuparte por un montón de personajes secundarios (algunos no están ni siquiera vivos cuando empiezas el juego) y dan por sentado que conoces los conflictos políticos pasados y presentes de… bueno, ya me entiendes; que, o te ves la película y la serie, o andas más perdido que un salmón en el desierto.
Supongamos que me hiciste caso. En esta historia, controlas a Noctis Lucis Caelum, príncipe heredero al trono de Lucis. Estás de viaje con un séquito bastante variado formado por tu mejor amigo (Prompto), tu guardaespaldas (Gladiolus) y tu consejero (Ignis). Vuestro objetivo es reuniros con tu prometida, la princesa Lunafreya, ya que casarte con ella es primordial para alcanzar la paz con los países vecinos.
Pero el reino de Niflheim ha conquistado la capital en tu ausencia; tu padre (el rey) ha muerto y, ahora, te ves forzado a madurar y aceptar tus responsabilidades como futuro monarca, lo que incluye reunir todas las armas con las que una vez lucharon tus antepasados.
No quiero centrarme mucho en la trama, ya que eso supondría destrozarte la experiencia, así que pasemos a hablar de lo bueno que tiene el juego en general.
Lo que considero más destacable de ‘Final Fantasy XV’ es, sin duda, la complejidad y la belleza del mundo donde transcurre todo. La historia de Lucis, la magia, las invocaciones, los reyes, y hasta los personajes más insignificantes ayudan a construir una compleja red social, cultural e histórica que te atrapa desde el primer momento. Realmente llegas a plantearte si gran parte de esos diez años de producción fueron destinados a perfilar cada detalle del mundo ficticio, ayudando a que la inmersión del jugador sea total.
Y si a eso le sumamos una historia que mezcla elegantemente el drama, el romance, el misterio, la acción y hasta la tragedia… ¿Qué más se puede pedir? Te diré el qué: una espectacular banda sonora.
Ya te hablé de Shimomura Yoko en mi primer artículo. Esta compositora es capaz de dejarte con los pelos de punta en cada juego en el que participa y este no ha sido una excepción. Te darán ganas de escuchar sus épicas composiciones allá donde vayas.
¿Me dejo algo? Oh, sí, perdona… ¿Qué es un Final Fantasy sin un buen sistema de combate? Habrás escuchado muchas críticas al respecto, ya que han querido innovar un poco en ese campo, pero creo que el cambio ha sido para mejor. Los combates son muy dinámicos y divertidos; no tienes tiempo de aburrirte, no importa cuántas veces te encuentres con bestias salvajes, monstruos o enemigos.
Pero no todo son aplausos. Al margen de que el sistema de combate esté bien planteado, la cámara puede jugarte malas pasadas en los momentos más inoportunos. Y esto puede provocar que pierdas el control de la situación en las misiones más difíciles.
Por no hablar de lo que considero el error mas grave de todos, presentar un juego aparentemente incompleto. Ya no se trata de haber visto la película o las ONAs, el problema es que, aun así, hay historias que quedan inconclusas en el propio juego; muchos personajes desaparecen sin dejar rastro y toda la etapa final del argumento parece haber salido del resumen de la contraportada de un libro en vez de su contenido.
Hablamos de diez años de producción que no han sabido destinarse a dar un cierre decente a lo que podría ser una gran historia. En lugar de eso, sientes que Square Enix se está preparando para venderte futuros DLCs con las respuestas a precio de oro. Como he dicho al principio, un juego debe ser capaz de transmitirte una historia sin el requisito de buscar respuestas en otra parte. Tal vez no hubiese estado mal destinar otro año de producción a tapar esos agujeros argumentales en vez de tener prisa por sacar a la venta un juego incompleto a tiempo para cerrar el año 2016.
Me gustaría concluir este análisis destacando que, pese a sus fallos, ‘Final Fantasy XV’ cumplió muchas de mis expectativas y lo considero entre lo más destacado del año. Es un juego cargado de epicidad que puede llevar con orgullo el título de las dos “F”, ya que te mantendrá entretenido de principio a fin.