Mi relación con Batgirl comenzó hace ya unos cuantos años. De hecho, la conocí como Oráculo y no como Batgirl, en el segundo cómic que leí en mi vida: 'Canario Negro/Oráculo: Aves de Presa', un libro de 1996 con el precio en pesetas y, ojo al dato, ¡todavía editado por Ediciones Zinco en castellano!
Aunque me costó tres euros, aquel ejemplar se convirtió en mi joya de la corona más preciada y me impulsó a consumir nuevas historietas de la superheroína, como la muy recomendable miniserie 'Batgirl: Año uno' (2003). Salvo excepciones como la anterior, pocas historias me habían emocionado tanto como 'Batgirl: La chica murciélago de Burnside', el tomo que aquí nos ocupa; un recopilatorio de los números del 35 al 40 del cuarto volumen de 'Batgirl', publicados originalmente entre 2014 y 2015.
Debo confesar que tomé la decisión de leerlo sin haber oído hablar muy bien de la saga y a pesar de la mala prensa que tuvieron los New 52 como concepto. Muchos decían que era relativamente infantil y que estaba enfocada, sobre todo, a chicas adolescentes. Por todo lo anterior, me sentía bastante escéptica y no sabía qué me iba a encontrar. Sin embargo, a las pocas páginas, tanto las ilustraciones como el guion me conquistaron al instante.
La Barbara Gordon que aquí se nos presenta es una joven adulta que salió del nido hace ya algún tiempo, que busca rehacer su vida y hacer carrera en la universidad, retomando sus estudios de posgrado.
Personalmente, me resultó imposible no empatizar con ella. Mi situación es similar a la suya: aunque yo de superheroína tenga poco, soy una mujer joven que cursó una licenciatura y decidió seguir estudiando. Soy una mujer que empieza a partirse la cara con la vida y que no despreciaría vivir en un pisito de Burnside, el barrio acomodado de Gotham.

Con guion de Cameron Stewart (quien también se hizo cargo de las portadas) y Brenden Fletcher, ilustraciones de Babs Tarr y color de Maris Wicks, estas preciosas viñetas embaucarán al lector. Lo atraparán y lo pasearán por sus páginas presentándole a una compleja Batgirl y a una serie de villanos genialmente construidos, que si bien resultan fríos durante la travesía, sorprenden sobremanera en el inesperado desenlace final.
En mi opinión, este tomo resulta magistral por varias cuestiones: su veracidad a la hora de reflejar la realidad contemporánea, empezando por el uso y abuso de los smartphones y las redes sociales (Batgirl aparece tomándose un selfie en la portada), el más que un cameo de Canario Negro y, por último, la genial representación de la moda y la indumentaria contemporánea. Barbara y sus amigas visten como cualquier jovencita con la que puedas cruzarte por la calle.
En definitiva, su lectura me ha resultado tan enriquecedora que ya me he hecho con los siguientes tomos y muy pronto conseguiré los anteriores. Pienso devorar todos y cada uno de ellos y te recomiendo que tú también lo hagas.